Cortezas de tarta, pasta polaca, salmón a la plancha, tartas de crepes de diez capas rociadas con crema de mantequilla... todo hecho desde cero, todo cocinado por los alumnos de la Dixon Middle School en un plazo increíblemente ajustado de diez minutos como parte del desafío Iron Chef de Food 1 course.

Comida 1 es el curso introductorio para que los alumnos recorran, prueben y cocinen alimentos con las habilidades técnicas recién adquiridas. Equipos de cuatro a seis estudiantes planifican una comida de tres platos según un tema, obteniendo sus calificaciones durante el periodo preparatorio. El concurso Iron Chef es una prueba de fuego divertida y real que no afecta a la nota, pero que les da la oportunidad de presentar sus platos a un público real. Los empleados del distrito escolar de la ciudad de Provo actúan como jueces, criticando su comida, y un equipo por clase se gana el título de Iron Chef.

Cada clase comenzó con una agitada lucha antes de que los estudiantes encontraran su equilibrio, canalizando la energía ansiosa en una concentración entrenada. Las parrillas chisporroteaban y se oían los chasquidos de los hornos precalentados. La charla de cada estación se volvió concisa y deliberada en el corto espacio de tiempo. Los estudiantes llegaron más que preparados para la competición Iron Chef; llegaron con pasión.

Fue un placer probar las recetas de las casas de los alumnos. Un grupo preparó mangonada, una delicia melosa y picante de néctar de mango, chamoy y lima. Otro grupo preparó tacos de carne asada, tomando una pizca de los estilos regionalizados de preparación de tacos de cada miembro. Este grupo se enorgulleció tanto de su cocina que estaban incrédulos de que los jueces no se acabaran su comida (lo que sinceramente era merecido, ¡yo me habría llevado esos tacos a casa si hubiera podido!) Había un orgullo y una confianza palpables en cada grupo al presentar las delicias caseras de sus familias que calaron hondo a este juez.

Cada grupo tuvo que superar obstáculos. A algunos les faltaban ingredientes, o algunos platos no encajaban perfectamente con su tema. La Srta. Ordaz, creadora y responsable de la operación Iron Chef, estaba enferma, al igual que varios alumnos. Los grupos comentaron que les faltaban ingredientes y hablaron entre ellos sobre qué platos podrían cambiar manteniendo el tema. A decir verdad, no siempre se podía saber qué grupos tenían dificultades por su presentación o sabor.

Lo que era inconfundible, sin embargo, era que cada grupo no escatimaba esfuerzos y lo hacía lo mejor que podía. Los jóvenes cocineros crearon masa para tartas, pasta y tortillas desde cero, una tarea que la mayoría de los cocineros caseros ni siquiera han intentado. Los alumnos se preocuparon por cada ingrediente y cada medida preparatoria de sus platos, y aportaron esa energía también a sus presentaciones. A pesar de los numerosos contratiempos, como un profesor enfermo, alumnos ausentes y algunos ingredientes que faltaban, los alumnos ofrecieron platos deliciosos dignos de elogio.

Este artículo se publicó originalmente en PCSD News Feed. Si te ha gustado leerlo, nos encantaría que conocieras otras historias sobre las que informamos. Visítanos en Provo.edu y no dudes en compartir lo que publicamos en las redes sociales.